La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, está compuesta por cada creyente nacido del Espíritu cuyo nombre está escrito en el libro de la vida y su propósito es adorar a Dios, evangelizar al mundo, edificar a los fieles y llevar a cabo la obra social. En un sentido amplio todo creyente es un ministro, llamado para servir, testificar, interceder y contribuir, aunque también han sido provistos un llamamiento específico y un servicio escrituralmente ordenado por Dios para los ministros de la Palabra.